sábado, 24 de enero de 2009

El cortejo (I):





















Como los animales, el ser humano tiene un cortejo que, sin embargo, normalmente sólo perciben en su totalidad las mujeres. Así que hoy voy a hablar de él, tratando unas ideas y usando unas imágenes que son de mi cosecha casi en su totalidad y, por tanto, creo que exclusivas (queda patentado ;-P).

Supongo que la pérdida de su dominio por parte de los varones se debió a convenciones, costumbres, etc. Y es que la inteligencia es un don precioso, que paradójicamente nos hace ser los animales mas crueles, y también los que más ignoran algunos mecanismos biológicos básicos, supeditándolos a los sociales y haciéndonos perder los procedimientos naturales.

Dicho ritual se enmarcaría dentro de lo que llamamos "tonteo", algo a lo que la mayoría de los hombres, por los motivos que he comentado, no ven mucho sentido. Lo aceptan, porque las chicas normalmente lo exigen, y algunos incluso lo disfrutamos; pero mientras nosotros nos lo saltaríamos si pudiéramos (¿o no?), a ellas les encanta y casi siempre les resulta imprescindible.

Ello se debe a la finalidad que para las mujeres tiene y que (paradójicamente) resulta ser un instinto tan básico como el impulso sexual masculino: el cortejo, al igual que en los animales, sirve para mostrarles (comunicarles) las cosas atractivas del otro, para así poder elegir al macho adecuado; un macho que tienen que seleccionar con cuidado por las evidentes posibles consecuencias del encuentro.

Y es que aunque algunas cualidades de un hombre salten a la vista, hay otras más importantes para ellas (cuya ausencia, de hecho, en muchos casos hacen que las físicas de diluyan). Incluso entran en valoración cosas poco controlables y evaluables: por ejemplo, las mujeres analizan inconscientemente nuestro sistema inmunitario.

Como ya escribí hace unos días, podríamos hablar también de que ese proceso está destinado básicamente a "pasar el test": a no caer en las trampas ni cometer errores. El no hacerlo se trata, sin duda, del mejor abridor de puertas que existe, de todo un plús, y a veces es suficiente con ello; pero no podemos olvidar que la convicción se logra con las virtudes.

Porque ligar es negociar: hay que buscar un "ganar-ganar". Tú no debes ceder (mantén tu orgullo, dignidad, etc. -tanto por tí como porque te dará puntos con ella-) pero también debes ofrecerle a la mujer, algo que "ganar", algo que la atraiga (y, por supuesto, no racionalmente, como explicarle que serías buen marido porque la quieres mucho y tienes dinero).

Una vez aceptada la existencia de este proceso, la idea principal del mismo es que tiene un compás que es siempre igual; con un ritmo que puede ser más rápido o más lento, segun la chica, las circunstancias, lo que le hayas gustado "de primeras", etc. Será difícil salirte de él, pues es el ritmo que ella necesita para "valorarte". Sin embargo, aceptándolo, has de ser tú quien tire de él, quien "lidere".

Siempre digo que ahí la mujer es tu cuentarevoluciones: si conduces lento, alguien te adelantará; pero si vas demasiado rápido, puedes causar problemas. Así que tú pisa, si llega el momento, el coche te dirá cuándo aflojar (¡pero hazle caso!). Debes aprender a ir rápido dentro de unos límites, y haciendo algo tan maravilloso como disfrutar el camino y aprender de él.

Es cierto que con mucha práctica y una realidad muy fuerte podrás, a veces, imponer tú el ritmo, quizá porque le alteres sus esquemas temporales o su percepción del reloj y el calendario. Pero es difícil que sea algo definitivo. Sucede a veces, sí, por esa "reeducación" de la que hablé hace algunos post (y puse un ejemplo); pero, por lo general, cuando toman perspectiva de la situación, ellas suelen recular y volver atrás, pidiendo recomenzar para poder llevar a cabo su inconsciente análisis.

Aclararé esa última idea mediante un ejemplo: seguro que has vivido o conoces algún caso de un chico que una noche, por su atractivo físico o por cualquier otro motivo, tiene sexo inmediato con una chica. Pero si quiere repetir, cuando días después la llama, ella, aunque deja ver que que sigue interesada, ha dado (incomprensiblemente a los ojos de él) varios pasos atrás y es como si el juego y la medición de fuerzas partiese de cero otra vez.

En La Comunidad lo llaman "Remordimiento de compradora" y lo relacionan con el "qué dirán". Sin embargo, yo creo más en una causa evolutiva y que nos devuelve al tema de este post: el ritual que nos ocupa es algo innato y, por tanto, imprescindible, se lleve a cabo antes o después de ir a la cama.

Es decir: los "calentones" se deben normalmente a la predisposición de un día (biología, alcohol, despechos...), a los estereotipos preestablecidos o a tu genial acción de resultado fugaz. Sin embargo, para "repetir", para ser realmente "conquistada" en el 99% de los casos una mujer tiene que hacer un análisis minucioso. Para eso está el cortejo.

Aquí he explicado lo que es, y en el próximo post hablaré de cómo manejarlo.

Saludos,

A.P.

2 comentarios:

  1. Jajajaaja.....empiezo bien la mañana..riendo.
    Muy acertado el último párrafo...

    Espero el siguiente post.

    Saluditos

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  2. Sigo leyendo y sigo contento con el blog, no tengo mucho que comentar, en mi correo te conte una experiencia un tanto similar en cuanto a el tema de "recular".

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