El cortejo (y II)

Continúo con este esbozo general del proceso, antes de entrar en puntos concretos en un futuro. Esta vez la parte "creativa" consiste no tanto en descubrir ideas inéditas (aunque las hay), como en la forma de exponerlas, aportando unas dosis de terminología propia.

Como decía, el cortejo es un juego destinado, más que a deslumbrar, a pasar el "corte". Una vez hecho ésto, todo cambiará y tendrás más libertad. Así que lo importante durante él es, no fingir ser quien no se es, pero, sobre todo, no meter la pata.

Tienes que demostrar, especialmente, que no eres pesado ni estás desesperado, que eres seguro y que conoces a las mujeres (lo cual demuestras al conocer estos mecanismos -o sea, al leer este blog ;-)-). Así mismo, has de ser consciente de cuándo es el turno de mover ficha cada uno, de dar la de cal y la de arena, y (muy importante) no caer en sus "trampas".

Todo ello incluye no llamarla a diario, ni tampoco al día siguiente de conocerla (veinte veces si no te coge el teléfono), como si no pudieses vivir sin ella y como si no tuvieras otra cosa que hacer. Recordemos que uno de los principios es no agobiar.

El recorrido tiene sus ritmos, sus tira y afloja, con sus silencios y sus pausas, que no dejan de tener su resultado positivo: resulta que los tiempos "pasivos" (cuya unica dificultad es controlar a veces nuestros impulsos, pues son eso, pasivos) son, paradójicamente, los mas útiles.

No se dónde leí que las mujeres se enamoran en tu ausencia: al ver que conoces esos vaivenes, sentir cierta indiferencia por tu parte, echarte de menos, ver que no te es imprescindible, recrear esos gratos momentos contigo, sentir curiosidad, etc. ¿Acaso no suelen "pillarse" de los que "pasan" de ellas?

Lo comparo con cuando sales de pesca (de la de peces :-P) y tienes que "dar sedal" al animal para que trague mejor el anzuelo. Al principio dudarás (todos lo hemos hecho), pero, con la experiencia, llegarás a hacerlo de forma casi automática, y podrás percibir cada vez mejor ese balanceo pendular de turnos e idas y venidas rítmicos.

Así como el momento que yo llamo "de tela de araña", cuando la mosca golpea levenemte el entramado, haciendo llegar a la araña la señal de que el trabajo está hecho. Incluso uno termina descubriendo cierta naturalidad en todo el proceso, quizá, porque en el fondo está ahí, en algún lugar de nuestro subconsciente de apareamiento.

Es bueno que ella sienta cierta intensidad cuando está contigo, que debes conjugar y contrastar con las mencionadas ventajas de tu ausencia. Hasta que vayas cogiendo práctica, puedes hacerlo actuando en plan "relámpago": provoca momentos cortos, donde te sea fácil dominar el marco, momentos redondos, "perfectos"; cuando veas que no puedas mantener esa intensidad, despídete y desaparece, hasta otra vez... La política de escasez es un principio de publicidad y una ley de mercado.

Durante ese periodo de cortejo debes crear una tensión que tendrás que resolver en el momento adecuado... o podría pasarse y "trasroscarse" la situación (otro término mío, de evidente sentido). Es algo que también irás aprendiendo con la práctica, igual que (siguiendo con los símiles automovilisticos) que cuando "aprehendes" el momento en que debes cambiar de marcha.

En cuanto a las "trampas" que mencioné al comienzo, me refería a que las mujeres nos prueban constantemente, para eliminarnos. Lo hacen comprobando hasta dónde cedemos por contentarlas, si somos perritos falderos, si nos dejamos dominar: nos ponen "a huevo" piropos, nos meten en compromisos, proponen cosas que suponen un sacrificio por nuestra parte...

Y para terminar, como actitud general puedes, como defiende Neil Strauss en "El Método", esconder tus intenciones: "que ella no piense que te atrae hasta que se sienta atraida por ti."

Sin embargo, yo prefiero (salvo, eso sí, en los comienzos con chicas muy atractivas acostumbradas a ser perseguidas) lo que llamo el "interés relativo" (concepto también propio): ser claro con lo que sientes, y al mismo tiempo, demostrarle que te dará igual si ella te rechaza. Y en el fondo, es cierto que te da igual... ¿Acaso no hay miles de chicas...? ;-)

A.P.